A modo de adécdota incluimos una imagen extraida del número de "El Invencible Iron Man" de este mes (el número 14 para más señas) en el que, después de un desastre en París, uno de los personajes pregunta por Moebius.
16 marzo 2012
ADIOS A UN GENIO
Jean Giraud (Moebius) falleció a la edad de 74 años el pasado 10 de Marzo, desde este humilde blog nuestra más sincera despedida, gracias por tu enorme aportación a este medio que nos apasiona.
06 marzo 2012
PULP
AUTORES: ADAM GLASS,LAURENCE CAMPBELL,MIKE BENSON,
EDITORIAL: PANINI MARVEL EXCLUSIVA
ENCUADERNACIÓN: Rústica
PÁGINAS: 96 COLOR
EDITORIAL: PANINI MARVEL EXCLUSIVA
ENCUADERNACIÓN: Rústica
PÁGINAS: 96 COLOR
No sigo ninguna de las múltiples series que Marvel dedica a Masacre. Por eso me incliné más por la lectura de MASACRE PULP, una miniserie independiente de todo su contexto habitual (editado en un tomito en España), con una historia completa ambientada en los años 50 y donde el habitual disparate humorístico de Wade Wilson y su temática mutante quedan obviados en beneficio de una aventura ligera de rápida lectura pero con buenos diálogos y una conseguida definición de personajes, en la línea de los cómics de Ed Brubaker, aunque sin el brillo de su genuino talento.
Sin embargo, la labor de los guionistas de teleseries para HBO Mike Benson y Adam Glass es más que correcta y la lectura se sigue con interés, incrementado por el buen hacer del dibujante Laurence Campbell, cuyo apropiado trazo oscuro recuerda al de Sean Phillips, Steve Epting o Michael Lark, colaboradores habituales de Brubaker en sus Daredevil y Capitán América.
Mención aparte merece toda la línea Marvel Noir de La Casa de Las Ideas, con distintas series tan variadas y discutibles en lo creativo que no puede opinarse solo en conjunto de este particular universo de los años 30. Por mi parte únicamente he leído los números protagonizados por las versiones de Iron Man y Punisher, sin mayor entusiasmo pero con interés, por lo que espero que la calidad media de todas las colecciones sea al menos equivalente y no se sobresature la línea con demasiadas y prontas incorporaciones innecesarias. El que mejores críticas y atención ha levantado al parecer es Spiderman Noir, con dos tomos publicados hasta hoy en España y una aparición en un popular videojuego reciente del trepamuros.
Y terminando con la más novedosa Pulp Fiction de los cómics de las dos grandes editoriales americanas, First Wave es una curiosa muestra donde el popular y estimulante Brian Azzarello escribe una alianza de los héroes clásicos de la editorial, encabezados por Batman (en su primera encarnación, calzando sendas pistolas), The Spirit y El Hombre de Bronce, en una aventura que pese a entretenida me resultó demasiado complicada y descuidada para el breve espacio del que dispuso (apenas 6 números) y la cantidad de personajes principales y secundarios que participan con cierta importancia en los acontecimientos (por allí pasan los BlackHawks, Ebony y Dolan, un desconocido Vengador, los socios de Doc Savage, algunos villanos de peso y varios individuos más) situados en una era atemporal a caballo entre la postguerra mundial y la modernidad.
Sí está muy conseguida la clara definición y incluso diferenciación del carácter y personalidad de cada héroe, villano y secundario, destacando el trío protagonista (a veces no tan principal en sus propias páginas): De Spirit se subraya su tono desenfadado y cómico, un poco fuera de lugar, de Batman su individualismo de principiante y su inteligente contundencia, y de Doc Savage su relevancia social, aislamiento personal y su punto como héroe completo y definitivo, como un científico y detectivesco Batman y el Superman al que inspiró luego, todo en uno, pero terriblemente necesitado de sus camaradas de confianza, como le sucede a Sherlock Holmes.
Azzarello deja en evidencia de nuevo sus carencias como escritor de superhéroes, como le ocurriera ya en la conocida SUPERMAN:HACIA EL MAÑANA, donde contó con el espectacular dibujo de Jim Lee, pero muestra su músculo como narrador de historias pulp de marcado tono Noir, naufragando algo más en elementos más aventureros y de ciencia ficción, aunque no del todo.
Sin embargo, la labor de los guionistas de teleseries para HBO Mike Benson y Adam Glass es más que correcta y la lectura se sigue con interés, incrementado por el buen hacer del dibujante Laurence Campbell, cuyo apropiado trazo oscuro recuerda al de Sean Phillips, Steve Epting o Michael Lark, colaboradores habituales de Brubaker en sus Daredevil y Capitán América.
Mención aparte merece toda la línea Marvel Noir de La Casa de Las Ideas, con distintas series tan variadas y discutibles en lo creativo que no puede opinarse solo en conjunto de este particular universo de los años 30. Por mi parte únicamente he leído los números protagonizados por las versiones de Iron Man y Punisher, sin mayor entusiasmo pero con interés, por lo que espero que la calidad media de todas las colecciones sea al menos equivalente y no se sobresature la línea con demasiadas y prontas incorporaciones innecesarias. El que mejores críticas y atención ha levantado al parecer es Spiderman Noir, con dos tomos publicados hasta hoy en España y una aparición en un popular videojuego reciente del trepamuros.
Y terminando con la más novedosa Pulp Fiction de los cómics de las dos grandes editoriales americanas, First Wave es una curiosa muestra donde el popular y estimulante Brian Azzarello escribe una alianza de los héroes clásicos de la editorial, encabezados por Batman (en su primera encarnación, calzando sendas pistolas), The Spirit y El Hombre de Bronce, en una aventura que pese a entretenida me resultó demasiado complicada y descuidada para el breve espacio del que dispuso (apenas 6 números) y la cantidad de personajes principales y secundarios que participan con cierta importancia en los acontecimientos (por allí pasan los BlackHawks, Ebony y Dolan, un desconocido Vengador, los socios de Doc Savage, algunos villanos de peso y varios individuos más) situados en una era atemporal a caballo entre la postguerra mundial y la modernidad.
Sí está muy conseguida la clara definición y incluso diferenciación del carácter y personalidad de cada héroe, villano y secundario, destacando el trío protagonista (a veces no tan principal en sus propias páginas): De Spirit se subraya su tono desenfadado y cómico, un poco fuera de lugar, de Batman su individualismo de principiante y su inteligente contundencia, y de Doc Savage su relevancia social, aislamiento personal y su punto como héroe completo y definitivo, como un científico y detectivesco Batman y el Superman al que inspiró luego, todo en uno, pero terriblemente necesitado de sus camaradas de confianza, como le sucede a Sherlock Holmes.
Azzarello deja en evidencia de nuevo sus carencias como escritor de superhéroes, como le ocurriera ya en la conocida SUPERMAN:HACIA EL MAÑANA, donde contó con el espectacular dibujo de Jim Lee, pero muestra su músculo como narrador de historias pulp de marcado tono Noir, naufragando algo más en elementos más aventureros y de ciencia ficción, aunque no del todo.
J.A. Santiago
05 marzo 2012
¿ME OYES, NIÑO TERRESTRE?
Título: MARVEL GOLD. LOS VENGADORES: LA GUERRA KREE-SKRULL
Autores: ROY THOMAS, NEAL ADAMS, JOHN BUSCEMA, SAL BUSCEMA
Editorial: PANINI
Páginas: 224
PVP: 18 €
Publicada por entregas en los números 89 a 97 de The Avengers, con fechas de cubierta que van de junio de 1971 a marzo de 1972, La guerra Kree-Skrull está considerada una obra maestra entre los aficionados a los superhéroes Marvel. Y bueno, personalmente considero que este puñado de tebeos dibujados por Sal Buscema, Neal Adams y John Buscema se encuentra lejos de las verdaderas piedras de toque del género –el Superman de la era Weisinger, Los cuatro fantásticos de Lee y Kirby, el Spiderman de Ditko, por citar sólo tres–, pero admito que sus cerca de doscientas páginas, esta jovial sucesión de conflictos y mamporros, poseen fuerza y dinamismo a raudales, son excitantes y están cargadas de grandes momentos.
El arco argumental lo escribió de principio a fin Roy Thomas, guionista y editor trascendental en el desarrollo temprano de Marvel, quien compuso un auténtico estándar del género, citado y homenajeado posteriormente en no pocas ocasiones. Resumiendo mucho, la anécdota va de dos civilizaciones extraterrestres, los kree y los skrulls, que pretenden adueñarse de la Tierra, una suerte de plaza interestelar estratégica en el conflicto armado que ambas especies mantienen desde tiempo inmemorial. O mejor dicho, va de la defensa del planeta azul por parte de los Vengadores, supergrupo que cuenta entre sus filas con pesos pesados como el Capitán América, Iron Man o Thor, así como con personajes tan queridos y carismáticos como la Visión, la Bruja Escarlata y Clint Barton, en su etapa como Goliat. Un atractivo añadido de La guerra Kree-Skrull es la presencia de la entrañable asociación Capitán Marvel-Rick Jones, crucial para la trama, y también la intervención de Los Cuatro Fantásticos y Los Inhumanos, que aportan colorido y conectan el asunto con elementos clásicos de la Casa de las Ideas.
Se hable de lo que se hable, hablar de La guerra Kree-Skrull implica siempre detenerse en Neal Adams. El artista gráfico por excelencia de la llamada edad de bronce del cómic-book es con toda seguridad el responsable máximo de la mitificación de estos episodios, y su participación no se limitó a los dibujos, sino que influyó también en el argumento. Suya fue la idea de la secuencia más inolvidable de todas, esa en la que el diminuto Hombre Hormiga entra en el cuerpo de La Visión para arreglar al androide desde dentro –un abierto homenaje a Viaje alucinante, la película de Richard Fleischer luego novelizada por Isaac Asimov–.
Con todo, en mi opinión lo más sobresaliente de La guerra Kree-Skrull es el trabajo pulcro e inteligente de Roy Thomas, aun cuando el desarrollo narrativo de la historia esté lastrado por la mezcla de cálculo e improvisación que caracteriza a los tebeos de la época. Thomas provee al asunto de constantes puntos de giro y elabora una historieta de temperatura creciente, con una conclusión paradójicamente anticlimática, pero que aporta un sentido inesperado a todo lo leído. En última instancia, la hermosa splash page dibujada por John Buscema en la que el eslabón más débil de la cadena, Rick Jones, convoca como recurso desesperado a los héroes de los cómics que leía de niño en el orfanato es un final redondo y hermoso. Y un homenaje sentido, honesto y lúcido a toda una generación de lectores e historietistas, la del propio Thomas, criada ya entre viñetas.
Autores: ROY THOMAS, NEAL ADAMS, JOHN BUSCEMA, SAL BUSCEMA
Editorial: PANINI
Páginas: 224
PVP: 18 €
Publicada por entregas en los números 89 a 97 de The Avengers, con fechas de cubierta que van de junio de 1971 a marzo de 1972, La guerra Kree-Skrull está considerada una obra maestra entre los aficionados a los superhéroes Marvel. Y bueno, personalmente considero que este puñado de tebeos dibujados por Sal Buscema, Neal Adams y John Buscema se encuentra lejos de las verdaderas piedras de toque del género –el Superman de la era Weisinger, Los cuatro fantásticos de Lee y Kirby, el Spiderman de Ditko, por citar sólo tres–, pero admito que sus cerca de doscientas páginas, esta jovial sucesión de conflictos y mamporros, poseen fuerza y dinamismo a raudales, son excitantes y están cargadas de grandes momentos.
El arco argumental lo escribió de principio a fin Roy Thomas, guionista y editor trascendental en el desarrollo temprano de Marvel, quien compuso un auténtico estándar del género, citado y homenajeado posteriormente en no pocas ocasiones. Resumiendo mucho, la anécdota va de dos civilizaciones extraterrestres, los kree y los skrulls, que pretenden adueñarse de la Tierra, una suerte de plaza interestelar estratégica en el conflicto armado que ambas especies mantienen desde tiempo inmemorial. O mejor dicho, va de la defensa del planeta azul por parte de los Vengadores, supergrupo que cuenta entre sus filas con pesos pesados como el Capitán América, Iron Man o Thor, así como con personajes tan queridos y carismáticos como la Visión, la Bruja Escarlata y Clint Barton, en su etapa como Goliat. Un atractivo añadido de La guerra Kree-Skrull es la presencia de la entrañable asociación Capitán Marvel-Rick Jones, crucial para la trama, y también la intervención de Los Cuatro Fantásticos y Los Inhumanos, que aportan colorido y conectan el asunto con elementos clásicos de la Casa de las Ideas.
Se hable de lo que se hable, hablar de La guerra Kree-Skrull implica siempre detenerse en Neal Adams. El artista gráfico por excelencia de la llamada edad de bronce del cómic-book es con toda seguridad el responsable máximo de la mitificación de estos episodios, y su participación no se limitó a los dibujos, sino que influyó también en el argumento. Suya fue la idea de la secuencia más inolvidable de todas, esa en la que el diminuto Hombre Hormiga entra en el cuerpo de La Visión para arreglar al androide desde dentro –un abierto homenaje a Viaje alucinante, la película de Richard Fleischer luego novelizada por Isaac Asimov–.
Con todo, en mi opinión lo más sobresaliente de La guerra Kree-Skrull es el trabajo pulcro e inteligente de Roy Thomas, aun cuando el desarrollo narrativo de la historia esté lastrado por la mezcla de cálculo e improvisación que caracteriza a los tebeos de la época. Thomas provee al asunto de constantes puntos de giro y elabora una historieta de temperatura creciente, con una conclusión paradójicamente anticlimática, pero que aporta un sentido inesperado a todo lo leído. En última instancia, la hermosa splash page dibujada por John Buscema en la que el eslabón más débil de la cadena, Rick Jones, convoca como recurso desesperado a los héroes de los cómics que leía de niño en el orfanato es un final redondo y hermoso. Y un homenaje sentido, honesto y lúcido a toda una generación de lectores e historietistas, la del propio Thomas, criada ya entre viñetas.
Javier Fernández