14 enero 2009

LA REALIDAD HECHA FICCIÓN

Título: AUTOBIOGRAPHIX
Autor: VV. AA.
Editorial: Glénat
Páginas: 104
PVP: 15 €

En 2003, y como síntoma del importante auge comercial del cómic autobiográfico, Dark Horse publicó AutobioGraphix, un delicioso volumen de historietas cortas de temática confesional que recopilaba trabajos de firmas consagradas como Will Eisner, Frank Miller o Sergio Aragonés junto con páginas de luminarias de la escena independiente de los ochenta –léase Matt Wagner o Paul Chadwick– y otras de autores emergentes, más o menos recién llegados. El librito fue editado en España en 2006 por Glénat y, en general, continúa siendo una lectura fresca y recomendable para todos los interesados en el asunto, un acercamiento muy personal –más allá de las limitaciones del espacio asignado a cada creador– a esta cada vez más significativa corriente del tebeo estadounidense establecida como enérgica alternativa al género superheroico y una muestra de la labor de editores competentes como Diana Schutz, responsable de la compilación.
En total son dieciséis piezas realizadas por diecinueve historietistas fieles a sus respectivos estilos gráficos y argumentales. Junto a la parodia supuestamente ácida e intrascendente de Miller –que despacha su ego contándonos detalles reales e imaginarios de su participación en el rodaje cinematográfico del Daredevil de Ben Affleck y Jennifer Garner– o la ingeniosa solución adoptada por Wagner –narrar la receta culinaria del pollo a la parmesana–, el lector puede disfrutar con anécdotas más persuasivas como el encuentro entre Sergio Aragonés y Richard Nixon, los recuerdos de una prolongada estancia en los apartamentos Golden Palm –y lo peligroso de la convivencia humana– en “El edificio que no estalló” de Paul Chadwick, las inquietantes vacilaciones técnicas de William Stout durante su etapa de retratista en Disneylandia en el verano de 1969, la divertida rabieta existencial del punzante Eddie Campbell o la soberbia recreación de la primera experiencia profesional del maestro Eisner.
El tono íntimo lo aportan historietas como “Normas de vida”, de Jason Lutes, una hermosa reflexión sobre la búsqueda de sintonía con el entorno en la que el
autor de Juego de manos y Berlín da rienda suelta a su particular forma de entender el arte secuencial, seis páginas de conversación entre Lutes y el lector que se sirven tanto de la frialdad analítica como de diversos recursos metafóricos y emocionales. O también “De esto estamos seguros”, notable muestra del territorio de indefinición epistemológica y experimentación formal desarrollado por el extraordinario Paul Hornschemeier en cada una de sus obras. El delicado puzzle de Hornschemeier, uno de los artistas más personales y memorables de la enésima hornada del llamado nuevo cómic estadounidense, responsable además del diseño del volumen que nos ocupa, cierra AutobioGraphix de forma significativa: sus ocho páginas son el boceto previo de su novela gráfica Las tres paradojas, por lo que, en cierto sentido, constituyen tanto el final del libro como el principio de algo que va más allá de este.

Javier Fernandez

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