Título: KIRBY, EL REY DE LOS CÓMICS
Autor: MARK EVANIER
Editorial: ROSSELL
Páginas: 224
PVP: 49,95 €
Cuando se crea el universo Marvel, a comienzos de la década de 1960, Jack Kirby (Nueva York, 1917-California, 1994) posee ya una larga carrera como dibujante. Su trabajo previo es el de un esforzado autodidacta que ha asimilado muchos de los aspectos estéticos de los gigantes del cómic de prensa –los Foster, Raymond o Caniff– y que ha ido desarrollando un sabor propio en comic-books y tiras de prensa de todo tipo de géneros.
La edición en español del trabajo realizado por Kirby durante los años 50 es escasa y bastante errática. Aún así, existen muestras significativas, como la magnífica recopilación de tiras del serial Sky Masters of the Space Force publicada pulcramente por Glénat –y que se beneficia del estupendo entintado de Wally Wood–, algunos ejemplos de cabeceras de tebeos en los que se intuye el potencial posteriormente aplicado en Marvel –particularmente los episodios de Challengers of the Unknown, una suerte de precedente temático y estilístico de Los cuatro fantásticos editado por DC– y las historietas de monstruos y seres sobrenaturales que marcan la transformación de la editorial Atlas en Marvel Cómics.
Con todo, sin la decisiva participación de Kirby en Marvel, su firma difícilmente habría alcanzado el estatus de Rey del Cómic. Junto a Stan Lee, Kirby es el responsable de la creación de casi todos los personajes clásicos de la editorial neoyorkina. La masa, El hombre de hierro, Thor, Los vengadores, La patrulla-X, Daredevil o los citados Cuatro fantásticos nacieron en su paleta de dibujo, y Kirby no es sólo el responsable de su aspecto visual sino de toda una forma de expresión basada en el dinamismo exacerbado y un característico uso del volumen y la composición de página. Apoyado por un puñado de entintadores entre los que destacan Joe Sinnot y Vince Colleta, la línea de Kirby adquiere en Marvel una cualidad inusitada y su narrativa se despliega hasta el límite, convirtiéndose en el lenguaje gráfico por excelencia de los superhéroes. La agilidad, el sentido épico, el gusto por las cosmogonías y los enfrentamientos cósmicos, el cuidado diseño de personajes y ambientes –en los que destaca la visión de tecnologías monumentalmente deformadas– y el incesante contraste entre estéticas primitivas y futuristas son algunos de los rasgos más fácilmente identificables en la herencia de Kirby, que se extiende imparable década tras década.
En su retorno a DC, a comienzos de los 70, así como en su breve regreso a Marvel en 1976, Kirby es ya venerado como el gran demiurgo del género. Luego vendrían los años de decadencia, amargos y teñidos por la inaceptable falta de respeto mostrada por Marvel hacia su obra y su figura, y una última explosión creativa ocurrida dentro del panorama independiente que, pese a su escasa relevancia, muestra a las claras la infinita imaginación de uno de los pilares recientes de la historia del cómic.
Javier Fernández
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