Título: THE CHRONICLES OF KULL. VOL. 1
Autor: THOMAS, CONWAY, WRIGHTSON, SEVERIN, ETC.
Editorial: DARK HORSE
Páginas: 232
PVP: 18,95 $
Creado en 1928 por el escritor texano Robert E. Howard y alumbrado públicamente en agosto de 1929 en las páginas de la revista Weird Tales, el rey Kull de Valusia debe gran parte de su popularidad actual al éxito de otra de las felices invenciones de su autor, me refiero, cómo no al cimmerio Conan, con quien comparte un cierto sabor ornamental. Y el que ambos, todo sea dicho, permanezcan en el imaginario ocho décadas después de su folletinesco origen ha de achacarse al esfuerzo personal del guionista Roy Thomas, impulsor artístico y administrativo del extenso periplo de los dos bárbaros –así como de otros singulares personajes howardianos como Solomon Kane o la más líbremente versioneada Red Sonja– en el seno del gigante editorial llamado Marvel.
Fue durante la década de 1970 que Thomas tuvo la feliz y lucrativa ocurrencia de rescatar aquellas excesivas y sanguinolentas historias y emparentarlas estética y narrativamente con el universo de los superhéroes de Stan Lee, dotándolas de una coherencia muy al uso en Marvel. El resultado del pastiche fluctuó desde lo brillante hasta lo infumable –especialmente una vez Thomas hubo abandonado el barco– aunque visto en perspectiva no se puede negar que la operación fue afortunada: nos quedan unos cuantos tebeos dignos y una sabrosa franquicia creativa que continúa aún hoy su camino, ya lejos de la enmohecida editorial de Spiderman. Dark Horse, la actual poseedora de los derechos del grueso de licencias que atañen a los escritos de Howard, viene deleitando a los aficionados con todo un arsenal de versiones y revisiones de nuevo cuño pero también, paradójicamente, ha incorporado a su catálogo, mediante cumplidas reediciones, el fondo que antes publicó la propia Marvel.
Siguiendo esta política de rentabilización de un capital estético que había quedado huérfano, y coincidiendo con los ochenta años de la creación del personaje, ve la luz ahora el primero de los cinco volúmenes de The Chronicles of Kull, recopilación de las historietas a color del bárbaro atlante devenido en monarca en títulos como Creatures on the Loose!, Conan the Barbarian, Monster on the Prowl, Kull the Conqueror o Kull the Destroyer, esto es, un plan editorial similar al que en España ya pudimos disfrutar hace años gracias a la perspicacia del añorado Manuel Barrero.
El tomo en cuestión abarca todos los títulos citados menos el último, pues se detiene en el núm. 9 de la primera etapa de Kull the Conqueror (julio de 1973), escrita mayormente por Thomas y Gerry Conway. Una verdadera fiesta para los sentidos: Bernie Wrighston, Ross Andru –embellecido por Wally Wood– y, sobre todo, el binomio Marie y John Severin ilustran con belleza clásica e inusual las andanzas del más poético y metatextual de los bárbaros del cómic, un usurpador empeñado en rasgar con su espada el velo de los simulacros y falsedades que componen la corte de Valusia mientras se pregunta, melancólicamente, si es que acaso él mismo es real.
Javier Fernández
El clímax final del texto con la reflexión de Kull es, en realidad, un ensayo y un fragmento lírico.
ResponderEliminarCreo.
Prefería el cachondeo de los KILLER TOONS
ResponderEliminarQuerido Alvy, me he agenciado el tebeo de Batman que me recomendó en la entrada de Gaiman y espero poder reseñarlo en breve.
ResponderEliminarSi Conan fue Howard proyectándose al futuro, el tipo que le hubiese gustado ser en realidad, con Kull trazó una reflexión amarga y melancólica sobre el pasado que le atormentaba y el presente que le resultaba ingrato, es lírico por naturaleza.
Gracias por los comentarios y feliz año nuevo