La coincidencia del artículo número cien de la sección con la reciente entrada de año y la próxima llegada de los Reyes Magos me ha tenido los últimos días dándole al coco, tratando de decidirme por uno de los tres temas anteriores para el presente artículo. Finalmente, y puesto que no he logrado decantarme por ninguno, les dejo a continuación un párrafo sobre cada cosa.
Por aquello del centenario, y para darle un tono sentimental al asunto, quisiera dedicar antes que nada unas líneas a reseñar la primera serie de tebeos que coleccioné en mi vida, la primera que me arrastró periódicamente al quiosco, la primera que, con el simple vistazo de su logotipo en el montón del prensa-y-revistas, me provocó –digámoslo sin pudor– mariposas en el estómago. (Claro está que para entonces había yo ya devorado toneladas de dumbos, ddts, mortadelos semanales y no pocos tintines, por citarles lo más granado de mis primeras lecturas infantiles.) Era el año 1979, tenía yo ¿siete, ocho años?, la colección en cuestión se llamaba Spirou Ardilla y el cuatro fue el primer número que tuve entre las manos. Allí aprendí que existían luminarias como Franquin y Jijé, pero también supe de Tillieux, Walthéry, Cauvin, Peyo, Deliége, Roba, Will, Delporte, Leloup, Jidéhem o Gos, por citarles sólo a unos cuantos nombres del torrencial aluvión de talento de aquellas páginas.
En segundo lugar, y pasando a lo del Año Nuevo –desde aquí mi más sincero deseo de prosperidad y felicidad a todos ustedes–, o más bien a lo del año antiguo, se me ha ocurrido que tendría su aquel incluir aquí una lista de los tebeos que más me han gustado en 2010. Vamos allá: The Box Man, de Imiri Sakabashira; La familia Burrón, de Gabriel Vargas; la compilación Art Out of Time, de Dan Nadel; El arte de volar, de Altarriba y Kim; Two-Fisted Tales, de Harvey Kurtzman y compañía; Apollo’s Song, de Osamu Tezuka; Gentleman Jim, de Raymond Briggs; Omega. The Unknown, de Steve Gerber y Jim Mooney; Vacaciones en Budapest, de Chaland; La extraña historia de la isla Panorama, de Suehiro Maruo. He ido apuntando los títulos anteriores de forma automática, si lo pienso un poco más me vienen también a la cabeza el Asterios Polyp, de Mazzucchelli, el Scott Pilgrim, de Brian Lee O’Maley, los Essential de Man-Thing y The Defenders, Los agachados, de Rius, y ¿cómo se llamaba la recopilación aquella de Hornschemeier? ¿All and Sundry?
Por último, tal como les dije al principio, terminaré dedicando unas líneas al asunto de los Reyes Magos. No uno ni dos, treinta y tres son los tebeos que he pedido este año en mi carta a los susodichos, los mismos que en su día compusieron la colección original del pato Howard. O mejor dicho treinta y cinco, porque he pedido también el Annual y el Marvel Treasury Edition protagonizados por el personaje. ¿Habrá suerte? ¿Aparecerán bajo el árbol junto a los zapatos? Ya les contaré.
Javier Fernández
¡Guau, Quena y el Sacramús! Cuantos años de aquéllos cómics. Ya tengo tarea para intentar conseguirlos. Gracias, los tenía olvidados en algún lugar remoto de mi memoria.
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