17 mayo 2010

INCLUSO LOS DIOSES DEBEN MORIR

Título: ROUGH WORK
Autor: ARNIE & CATHY FENNER
Editorial: UNDERWOOD BOOKS SPECTRUM FANTASTIC ART
Páginas: 128
PVP: 19,95 $

Pues sí, ha muerto Frazetta. El diez de mayo. Estaba viejito: 82 años, tenía delicada la salud y había andado recientemente en feas lidias familiares por causa de su legado artístico. O dinero, que al fin viene a ser lo mismo. Y no hace tanto, apenas seis meses, que uno de sus óleos, el impreso en la cubierta de la clásica edición de Lancer Books de Conan the Conqueror, cambió de manos por la cifra récord de un millón de dólares; récord para el artista, se entiende, que en esto del arte el techo anda ciento y pico veces por encima, y subiendo. Con todo, convendrán que puesto en número, 1.000.000, se ve de lo más respetable. No olviden que son dólares. Por ahí he leído que lo mató un derrame cerebral, requiescat in pace.
Y prefiero no ponerme aquí a contarles vida y milagros, que de eso hay mucho en internet. Si les parece lo recordamos un ratito y luego a otra cosa. Se dice que con Frank Frazetta se nos va un mito, uno de los ilustradores más importantes de la segunda mitad del siglo XX, el creador de una manera entera de ilustrar. De ilustrar fantasía, claro está. Y bueno, no seré yo el que lo discuta: sus motivos, colores, formas, intenciones los ha imitado todo quisque, y ¿cuándo con la impactante gracia del original? Los Boris, Brom, Jusko, Norem y compañía le deben medio sueldo al maestro y le deberían el otro medio si se hubiesen aprendido del todo la lección. A Jeff Jones no lo incluyo en la lista porque este tiene un nombre propio más propio, es más raro. Personalmente lo prefiero al bueno de Frank, pero no es de eso de lo que estamos hablando.
A lo mejor les parece que uso un tono impreciso, ni frío ni encendido, y no es que no vaya a echar de menos a Frazetta, ni que no lo haya yo querido, especialmente hace años, cuando me las relamía cada vez que me topaba con un coffe table book suyo. Aparte de lo dicho, me vale, y mucho, que su Conan sea el Conan Conan, y también que las tintas de su blanco y negro posean esa elegancia excepcional, igualmente imitada, lo que pasa es que, casualidades de la vida, me he pasado toda la semana leyendo un volumen sobre otro ilustrador, J. Allen St. John, que me tiene loco y del que estaba decidido a hablarles hoy, y me da un poco de rabia haber tenido que variar el tema. Claro que más rabia me da que se haya muerto Frazetta. Ya lo dijo, ay, aquella figura alta y canosa con que se topó Conan en el número tres de The Barbarian, allá por 1971: “Hasta los dioses deben morir”.
Por cierto, el libro que supuestamente se reseña aquí es el último que adquirí de Frazetta, hará cosa de un año o año y medio. Es un sketchbook, una selección de borradores y bocetos de ese dibujante del que siempre se reconoció el detallismo y pulcritud de sus acabados, una muestra del pulso humano que subyace a la tantas y tantas veces denominada perfección. Y me gusta. Me gusta que no todo en Frazetta sea mito. Le da otro aire.

Javier Fernández

10 mayo 2010

CUANDO LOS MUERTOS REGRESAN

Título: BENKEI IN NEW YORK
Autor: JINPACHI MORI y JIRO TANIGUCHI
Editorial: VIZ MEDIA
Páginas: 224
PVP: 9,95 $

Editada en Japón durante la primera mitad de la década de 1990, Benkei in New York es una memorable serie de género negro compuesta de siete capítulos autoconclusivos escritos con buen pulso por Jinpachi Mori (1958) y dibujados por el siempre sobresaliente Jiro Taniguchi (1947), uno de los nombres propios del manga contemporáneo –que es tanto como decir uno de los nombres propios del cómic mundial–. En tanto esperamos la edición en español, comento aquí la estadounidense, de 2001, que es la única que conozco.
El protagonista, Benkei, un japonés afincado en el Nueva York actual, alto y fuerte como Saito Musashibo Benkei, el monje guerrero japonés del siglo XII del que toma el nombre, se gana la vida ejecutando vendettas o fabricando las circunstancias para que otros las llevan a cabo y pintando falsificaciones de célebres obras de arte, mayormente para la mafia. Con el héroe histórico comparte también una cierta semejanza en el atuendo: si aquel era representado a veces con una capucha negra, el moderno Benkei gusta de colocarse capa y sombrero oscuros cuando la ocasión lo requiere.
El personaje de Mori tiene algo de hammettiano, sépase que no acepta un trabajo si la persona a la que se ha de infligir el castigo no es merecedora del mismo, que es algo así como un eco de las estrictas normas profesionales de El agente de la Continental. Como los detectives de Hammett, Benkei realiza sus encargos meticulosa y desapasionadamente, sin permitirse goces extraordinarios, y al igual que ellos, el sicario japonés trabaja para reajustar la realidad, para recomponerla, pues para que la venganza tenga efecto la víctima debe comprender por qué se le está ajusticiando, debe reconocer que él mismo fue verdugo en alguna ocasión antes de pagar por ello, y esta labor equivale a traer lo soterrado a la superficie, a redefinir la memoria. Una ocupación que, así vista, tiene correspondencia con la otra actividad de Benkei: producir cuadros falsos, pero indistiguibles de los auténticos.
Vean si no. Refugiado de la lluvia en el portal de un edificio junto a un hombre maduro que se lamenta del intenso chaparrón, Benkei comenta: “Yo pedí esta lluvia y estos truenos”. El hombre ignora que el encuentro con Benkei no es casual y, más tarde, lo acompañará alegremente a un local recóndito y desierto, propiedad del japonés. Allí, Benkei lo invita a comer unas apetitosas tripas guisadas y a saborear un delicioso scotch. Es la puesta en escena de la venganza. De pronto, la puerta del local se abre y entra un muchacho. Benkei clava dos puñales en la pared y comienza una letanía similar a esta: Los muertos pueden regresar... y hacernos temer por nuestras vidas. ¿Recuerdas a aquella mujer que mataste en Escocia, aquel día de tormenta? ¿No comiste tripas aquel día, no bebiste este mismo scotch? Debes saber que lo que has comido hoy es el corazón y el hígado de tu propio hijo, y que este que ves aquí es, a su vez, el hijo de aquella antigua víctima tuya. Ahora estáis igualados. Os dejo, tenéis asuntos pendientes.

Javier Fernández

03 mayo 2010

PATEACULOS

Título: Kick-ass
Edición original: Kick-Ass Núms. 1 al 8 USA
Fecha de edición: abril de 2010Autores: Mark Millar, John Romita Jr., Tom Palmer, Dan WhiteFormato: Libro a color en rústica, 224 págs.
PVP: 19.95€

KICK-ASS es un cómic ligero que se lee de un tirón, con un dibujo fluido y narrativo que favorece un feroz avance de las páginas viñeta a viñeta, pero que contiene unas considerables cargas de profundidad, quizás no originales, entre tanto taco cool y violencia desenfrenada.
Para mí la frase que define el espíritu del cómic podría ser la que reza así:
"...no hace falta un trauma para que quieras llevar una máscara....sólo la combinación perfecta de soledad y desesperación.."
Aún así. y pese a la acertada presencia de youtube y las redes sociales en el retrato de este extraño comienzo de siglo, y aunque proporcione lo que el protagonista definiría como un “orgasmo friki“, encontré algo más de chicha en la primera lectura de una obra anterior del mismo escritor, Mark Millar, titulada SE BUSCA (WANTED), con evidentes coincidencias y marcadas diferencias. Entre sus semejanzas, la voz narradora en primera persona del personaje masculino central, siempre un infeliz que tomará las riendas de su vida llevándola hasta el extremo más amoral de un delirio tan real como disparatado, siempre buscando el impacto interesado en el lector, cómo se puede apreciar en sendas presentaciones de SE BUSCA: "Este es mi mejor amigo tirándose a mi novia encima de una mesa de IKEA que pillé muy barata" y KICK-ASS: "..yo soy el tío con los electrodos pegados a los testículos.."
Pero en SE BUSCA el desarrollo y posterior desenlace resulta más provocador, original y subversivo, con un tono desafiante e irreverente más propio de EL CLUB DE LA LUCHA, que el sencillamente cómico, esperpéntico y festivamente gore de KICK-ASS, que rezuma una tristeza por los personajes que echa en falta un mayor aprovechamiento. Intuyo, que si bien la versión fílmica de SE BUSCA parece carecer de su libertad total de planteamientos felizmente incorrectos, la de KICK-ASS tal vez nos depare la compasión empática en la mirada a los protagonistas que el cómic obvia y yo agradecería. Tal vez.

J.A.Santiago