Autor: MARK EVANIER
Editorial: ROSSELL
Páginas: 224
PVP: 49,95 €
Estados Unidos, década de 1930. Son los años de la Gran Depresión y el viejo concepto de superhombre sobrevuela insistentemente las calles maltratadas por el paro y la pobreza. El ideal del individuo poseedor de un don sobrenatural, dueño de su destino, admirado por la sociedad, triunfante ante las calamidades es el sueño colectivo de toda una masa desencantada.
Edgar Rice Burroughs relata historias de hombres fuertes y valerosos exiliados en Marte o en Venus, enfrentados a titanes extraterrestres y seducidos por hermosas princesas mientras Robert E. Howard mecanografía la epopeya de un expeditivo bárbaro de épocas ancestrales, empeñado en cuestionar lo que de humano tiene el hombre. Arqueólogos fabulosos, como Doc Savage, y justicieros vengativos, como La Sombra, maravillan con sus aventuras a los radioyentes estadounidenses. Héroes multimedia, como Tarzán o El Zorro, llegan a la gran pantalla, y el cómic, que ya se atreve a probar suerte fuera de los periódicos, da un paso adelante y saca ventaja de los precarios efectos especiales del cine: ha nacido el superhéroe. Y el primer ejemplar de su raza, Superman, es el modelo definitivo.
Los tipos con superpoderes afloran y se desarrollan como iconos del cómic de finales de la década y comienzos de la siguiente, buscando su lugar natural junto a tantos y tantos aventureros de la cultura popular coetánea. Desde entonces, y hasta la era de la revolución digital, el medio de la historieta es el caldo de cultivo propicio para narrar la épica de estos combatientes modernos, virtuales semidioses hechos a medida de las fantasías de la sociedad de consumo. Fieles al diseño original pero modificados convenientemente para satisfacer el gusto de cada época, algunos de aquellos primeros superhéroes han continuado sus andanzas hasta nuestros días, pero sólo un puñado de ellos han logrado insertarse realmente en el imaginario, trascendiendo por encima del resto e incluso de sí mismos. Me refiero a Superman, Batman y al Capitán América, alumbrados, respectivamente en abril de 1938, mayo de 1939 y marzo de 1941.
Criado en la pobreza, hijo de un inmigrante austriaco judío que trabajaba en una fábrica, Jack Kirby –seudónimo de Jacob Kurtzberg (Nueva York, 1917-California, 1994)– fue, sin discusión, el gran arquitecto de la ficción superheroica. La vida en las calles le aportó un gusto particular por la acción, y toda su visión artística posee un vigor excepcional que la hace imperecedera. Creó el Capitán América con el escritor Joe Simon, es decir, participó en la propia confección del género. Con el paso de los años, su fuerte personalidad y su imaginación se concretaron en un talento narrativo fuera de la norma que le merecieron el apodo de Rey del cómic, y su estilo acabó siendo uno de los más imitados del medio a partir de su decisiva intervención en la creación del universo Marvel, junto a Stan lee, a principios de la década de 1960.
Javier Fernández
2 comentarios:
Espectacular. Quería leerlo, pero ya lo tengo claro: a por él. Kirby es uno de los grandes artistas del siglo XX, una de las mejores cosas. Sus últimas obras son ya la estratosfera, rompiendo y suplantando géneros que tanto y tan bien cautivó.
No concibo mejor relato superheroico que los primeros 10 números de Los vengadores con él al frente, por encima de Lee como se ve en casi todo. Nadie va a superar eso.
Este cayó hace un mes. Y me dolio un poco por lo caro que es, pero es una joya de libro.Por cierto si te gustan los clasicos he organizado un concursete por si quieres reseñarlo o participar. tan solo quedan 5 dias.
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