
Y terminó el asunto de aquella manera, fiel al estilo de la más pura telenovela, con besos y abrazos y encuentros y reencuentros, y hasta en una iglesia, como La dama de rosa, pero sin boda, en el ejemplo más artero de la autocomplacencia del que se sabe observado por millones de fanáticos a los que hay que entregar su ración de pastel. Se tiene la sensación de que llegados al final, la serie dejó de mirar hacia delante y se miró a sí misma el ombligo, no sé si me explico, como le sucedió al señor Lucas cuando tuvo a bien cargarse de un plumazo todo lo que de divertido había en La guerra de las galaxias y se inventó el otro engendro, la precuela, lectura deformada y deformante de la primera trilogía, explicativa por que sí. Aunque se podría argumentar que no, que puestos a mirar al frente, Lost ha superado cualquier precedente. Y es que alguien tuvo la idea definitiva: no bastaba con contar la conclusión de las peripecias, había que iluminar al personal. Puestos a dar respuestas, qué mejor que contestar La Pregunta: ¿hay vida después de la muerte? Ya te digo si la hay: la luz es buena, la oscuridad es mala; levantemos el corazón, lo tenemos levantado hacia..., etcétera. Claro, que aún no hemos cruzado el umbral, a lo mejor va a resultar que estas son las mentes preclaras de nuestra era y cuando e

No me digan que no se dieron cuenta de que la cosa tenía fácil arreglo: final feliz en la realidad alternativa, tragedia en la realidad real, quizá el hundimiento de la isla y con él sus misterios. Desmond, la constante, posibilitando el recuerdo de otra vida en la conciencia de los que aterrizaron en LAX tras la fractura creada por la bomba. Sí y no, todo en uno. Aunque, claro, asumir un final hubiese sido asumir que Lost es sólo una historia entre tantas y había que ponerle mayúsculas. Responderlo todo para no responder nada. Y digo yo, ¿cuál era la pregunta?
Javier Fernández
3 comentarios:
en el fondo envidio a los ''lostianos'' como a los adeptos de cualquier religion, son fieles a sus dogmas y no dudan de que estos puedan ser un invento cutre, me gustaria creer pero mi lucidez me lo impide.
Estoy en profundo desacuerdo, pero es este desacuerdo, esta defensa que haré a muerte de Lost ante una de las personas más inteligentes que piensa aquí y ahora lo que da sentido a la grandeza de Lindelof.
Lost enfrenta. Por eso es TAN grande.
Sí, mi querido Alvy, en esto estamos en sano desacuerdo, y aunque no pienso que realmente la causa de la grandeza de Lost sea el enfrentamiento, con lo que sí coincido contigo es precisamente en esto: en su grandeza (no soy de los que le han hecho cruz y raya al serial tras el final, ni mucho menos; con todo, y en su campo, ha sido de lo mejor que se ha emitido jamás).
Aprovecho la ocasión para recomendar a los interesados que se den un paseo por tu blog: http://elrinconalvysinger.blogspot.com/; ahí encontrarán defensas serias y razonadas de Lost junto con numerosos comentarios, eclécticos e iluminadores, de los más diversos productos de esta nuestra sociedad del espectáculo. Una delicia.
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