28 septiembre 2009

HACE UN MILLÓN DE AÑOS (II)

Título: TOR
Autor: JOE KUBERT
Editorial: PLANETA DeAGOSTINI
Páginas: 160
PVP: 12,95 €

Además de la miríada de títulos de los multimediáticos Batman y Superman, de los superhéroes que comparten universo creativo con esos dos y de fenómenos editoriales de autor como Watchmen, The Sandman y otras series de la línea Vertigo, todos ellos pertenecientes al fondo de DC Comics, Planeta –poseedora desde hace años de los derechos de traducción al español del inmenso y valioso catálogo de la editorial neoyorquina– ha incrementado considerablemente la oferta con respecto a lo que nos tenían acostumbrados las anteriores editoriales encargadas de la franquicia, trasladando a nuestro mercado un buen número de cabeceras comercialmente menores pero de calidad artística notable, cuando no sobresaliente, así como múltiples reediciones de algunos de los clásicos producidos por DC a lo largo de las décadas y que forman ya parte significativa de la historia del cómic.
Con formatos de los más diverso, una política de precios extraordinariamente competitiva y una labor editorial que combina cariño y acierto con descuidos impropios de una gran editorial –que van desde el pixelado de páginas hasta el baile de textos en los bocadillos o la impresión de textos inacabados por el traductor, por nombrar algunos de los más fallos más peculiares–, uno agradece la creciente ola de novedades y que, gracias a ella, se pueda acceder a obras de la hermosura de este Tor, recopilación de los seis números que componen la, hasta la fecha, última miniserie protagonizada por el personaje prehistórico creado en 1953 por Joe Kubert, y al que el maestro se sigue dedicando esporádicamente de tanto en tanto. Y se agradece aún a pesar del tamaño rácano e inapropiado del volumen, que tan poca justicia hace al festival gráfico y la exuberante propuesta argumental de Kubert.
Aun comprendiendo la decisión de Planeta, decidida firmemente a apostar –lo he dicho antes–por la contención en el precio, me pregunto si no habría sido más acertado dotar a la edición de un mayor tamaño y mejor encuadernación para señalar al lector que se halla frente a una obra singular y de culto salida del pincel de uno de los pocos gigantes del medio que aún se encuentra en activo, más en la estela de los tomos aparecidos en su país de origen y que recopilan el puñado de historias que componen la totalidad de la producción de Tor.
Sea como sea, Tor es una lectura deliciosa y altamente recomendable para todo amante de la aventura a lo E. R. Burroughs o Robert E. Howard –más el primero, por voluntad y estilo, que el segundo, pero también hay algo de este último en el continuo y amargo contraste entre el individuo y el grupo– y, por supuesto, para cualquier paladar que aprecie una recital narrativo de alto octanaje, tan soberbio que puede leerse con sorprendente claridad siguiendo sólo las imágenes y prescindiendo de los textos de apoyo.

Javier Fernández

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