
Autor: DAVE SIM
Editorial: PONENT MON
Páginas: 520
PVP: 30 €
Si usted ha nacido en este planeta y es más o menos adicto a los tebeos, no hará falta que le cuente qué es Cerebus. Pero por si acaso no pertenece al anterior grupo, aquí le dejo una sucinta y exacta descripción debida a su propio creador, el canadiense Dave Sim (Hamilton, 1956): “Cerebus es una novela gráfica de 6.000 páginas que comencé con el número 1, allá por diciembre de 1977, y concluí recientemente con el número 300, marzo de 2004, serializada en forma periódica y luego reimpresa y mantenida en catálogo en 16 volúmenes recopilatorios”.
Cerebus, pronunciado sérebas, es también el nombre del protagonista de Cerebus, un antropomórfico oso hormiguero de color gris y bastante mala leche –al estilo del pato Howard de Steve Gerber, de quien toma cierta inspiración inicial–, y que tiene tendencia a vivir variopintas aventuras que a menudo escapan de lo anecdótico y se convierten en recuento de las ideas e inquietudes del propio Sim. Hay quien le perdona todo a Cerebus porque la considera una obra maestra de la historieta y quien, por el contrario, discute airadamente las polémicas opiniones del autor, sobre todo en lo que a feminismo y homosexualidad se refiere –merece la pena anotar que un porcentaje de estos últimos siguen considerándola una obra maestra a pesar de ello–.
Por mi parte, diré que del extenso tebeo de Sim admiro lo siguiente: su cualidad de pionero del mercado independiente y epítome de la autoedición, pues ha de saberse que el dibujante se montó su propio tinglado y tuvo la tenacidad de mantenerlo, mes tras mes, año tras año, al margen de grandes y pequeñas compañías. Admiro también su impetuosidad, que bien podríamos llamar ambición, así como su fidelidad a una idea: a los 2

Y por último, me gusta que Cerebus sea una historieta seria y paródica a un tiempo. Que Sim tenga humor, pero también la valentía de expresar sus controvertidas convicciones religiosas, filosóficas, sexuales, sociales y políticas, coincidan o no con las mías. Porque, ya ven, estoy hastiado de las medias tintas, de la zona gris y de los discursos que reman a favor de la corriente. Pienso que estos nada aportan a la discusión, y que de ellos nada se aprende.
Javier Fernández
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