14 noviembre 2009

TREINTA AÑOS DE COMIX

El catálogo de La Cúpula, iniciado en 1979 y construido pacientemente a lo largo de las últimas tres décadas, es probablemente el más claro resumen de las tendencias de la historieta de ese mismo periodo. Para los amantes de lo nuevo, de lo que se cuece en el instante presente, la barcelonesa ha sido –y en buena parte sigue siendo– la editorial por antonomasia. Frente a propuestas más conservadoras, la línea de Berenguer y los suyos ha apostado desde siempre por una ética del descubrimiento, nacional y foráneo, y por la complicidad estética con los círculos underground o el hermanamiento de intenciones con las cabeceras de más riesgo de Europa, Estados Unidos o Japón.
Joven, contemporánea, elegante sin quererlo y a veces cutre –eso sí, de vocación–, la revista El Víbora (diciembre, 1979-enero 2005), primera publicación de la casa, fue el buque insignia que catapultó a Max, Martí, Nazario y Gallardo, y por sus páginas circuló un verdadero quién es quién de la historieta española que incluyó firmas tan significativas como las de Mauro Entrialgo, Miguel Ángel Martín o Álvarez Rabo. A lo largo de sus 300 números, la subtitulada revista de Cómix para supervivientes acercó al lector español lo más cañero del panorama alemán, estadounidense, francés, británico, italiano... Y cuando la tan cacareada crisis del mercado adulto del tebeo fue fulminando, una por una, todas las publicaciones que poblaban los quioscos, El Víbora volvió a reinventarse sacando el erotismo a pasear en portada y abriendo sus puertas al manga –que se había asomado ya tímidamente desde los orígenes mismos de la revista con uno de sus más geniales representantes: Yoshihiro Tatsumi–. Elasticidad frente a rigidez, la subsistencia por encima de todo. Aunque al final de la historia, como era previsible, se hizo realidad el dicho: todo lo bueno –y lo malo– se acaba. Y adiós al magazine.
Desde entonces, y dejando a un lado la monótona y exitosa cabecera erótica Kiss Comix, La Cúpula ha ofrecido una extraordinaria selección de álbumes que reflejan un gusto astuto, amplio y, en no pocas ocasiones, arriesgado. Centrándonos, por poner sólo un ejemplo, en el alternativo estadounidense, cuna de la novela gráfica contemporánea, la variedad de nombres que figuran en las filas de la editorial es amplísima y de alta calidad: Allison Bechdel, Gabrielle Bell, Jeffrey Brown, Kim Deitch, Evan Dorkin, Debbie Drechsler, Phoebe Gloeckner, David Lapham, Jason Lutes, Cathy Malkasian, Joe Matt, Tony Millonaire, Harvey Pekar, Nathan Powell, Ted Stern, James Sturm y Adrian Tomine son algunos de los nombres que vienen a sumarse a los de celebridades como Peter Bagge, Chester Brown, Charles Burns, Daniel Clowes, Robert Crumb, los hermanos Hernández o Gilbert Shelton, extensamente publicados por La Cúpula. Contar con todos ellos en un mismo catálogo es un privilegio al alcance de muy pocos. Y, como he señalado antes, se trata de un ejemplo.
Visión, valentía y eclecticismo. Después de treinta años, La Cúpula es el referente editorial de nuestro país en el campo de los tebeos y una de las mejores escuelas para estudiar el medio. ¿He dicho una de las mejores? No, la mejor.

Javier Fernández

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira que hay revistas de comics que han cerrado pero ninguna me dolio tanto como el cierre de el Vibora. Quizá, ingenuo de mi, me creí realmente eso de "Comix para supervivientes" .

Javier Fernández dijo...

Lo raro es que, ya extinguido el mercado de las revistas en esta páis, durara tanto. Con todo, siendo honestos, hay que reconocer que El Víbora murió antes de su cierre.