Título: LA EXTRAÑA HISTORIA DE LA ISLA PANORAMA
Autor: SUEHIRO MARUO
Editorial: GLÉNAT
Páginas: 280
PVP: 15 €
Evidentemente todo depende de lo que uno le pida al arte. ¿Deleite, divertimento, reflexión, asombro, disgusto, nada de esto, todo a la vez? Porque el arte, incluso uno popular como es el cómic -el manga si nos ponemos picajosos-, es un juego comunicativo lleno de posibilidades. Y ya ven, en el mejor de los casos, la historieta ha sido considerada tradicionalmente como una hermana pequeña de la literatura. Se diría que una hermana subnormal, a tenor de tantas y tantas críticas despreciativas y condescendientes. Pero dejemos esto claro, el tebeo es el medio, no el contenido; no se debería juzgar lo uno por lo otro, ¿sí? Listo, dejemos el climate y pasemos a Maruo.
¿Como lo diré? O mejor, ¿han leído ustedes a Maruo? Si la respuesta es afirmativa, no necesitan mi comentario. Si no lo han leído, deben saber que hay un chorro de obras de Suehiro Maruo (Nagasaki, 1956) traducidas a nuestro idioma, hasta diez, si no me fallan las cuentas. Y todas ellas son extraordinarias. Incluyendo lo más suave de su producción, el Gichi Gichi Kid, tierno homenaje a Tezuka, el Dr. Inugami o las dos partes de La sonrisa del vampiro, teatrillos macabros para adolescentes. Aunque no les recomendaría que empezasen por ahí. Tampoco por La extraña historia de la isla Panorama, si es que realmente quieren comprender la estética de Maruo. Lo más sano es leer El monstruo de color de rosa o Lunatic Lover's (todo lo dicho está editado por Glénat), y ya que hayan quedado hipnotizados por el universo crudamente honesto del autor, esa deconstrucción transgresora, violenta y pornográfica de los estereotipos del género romántico, pueden buscar los dos tomitos publicados por Otakuland, DDT y New National Kid, que muestran trabajos anteriores, menos finos pero igualmente rabiosos, e ir intercalando los otros al gusto de cada uno. Claro que no sería justo por mi parte obviar el hecho de que Maruo puede literalmente herirles la sensibilidad. No digan que no van avisados.
Luego que hayan disfrutado del viaje, les queda Midori, de nuevo en Glénat, que es una de las cimas de la historieta universal, un álbum singular, el reverso de todos los cuentos infantiles, bellísimo y despiadado a partes iguales. Lo recomiendo de postre, con la digestión de lo anterior bien asentada, para disfrutarlo como se merece. Y si sólo se deciden por uno, pues sí, Midori es el título. Ah, pero no, no me he explicado del todo bien, me está saliendo una lista de la compra de lo más enrevesada. La extraña historia de la isla Panorama va después de Midori. Unos días después, digamos. Descubrirán otro Maruo, delicado, sofisticado, preciosista, que persigue la excelencia y encuentra en la novela utópico-policíaca de Ranpo Edogawa un vehículo para desarrollar su obsesión por la hermosura y el detalle, dejando de lado la escatología expresa, la truculencia, y centrándose en inventariar la amoralidad invisible que subyace a un paraíso artificial de resonancias artísticas. ¿Les dije que había un montón de tebeos de Maruo traducidos al español? Mentí. Son pocos, son pocos...
Javier Fernández
08 febrero 2010
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3 comentarios:
Tiene muy buena pinta. Le voy a dar un vistazo, que llevo un tiempo un poco desencantado con el manga.
Mi primer Maruo lo conseguí en una versión americana y fue todo un descubrimiento, pocas veces un cómic -bueno, un manga- me ha dado más miedo. El resto de la minilista que desgranas lo he ido pillando poco a poco, algunos faltan, pero llegarán; a este hombre hay que seguirle la pista. Un saludo y hasta otra.
De acuerdo con lo dicho sobre Maruo y en especial Midori, una forma de transmutar los géneros y expresar que está al alcance de muy pocos. Muy recomendable aunque hay que advertir, como dice Javier, que quizás encaje con ciertos patrones o gustos.
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