Título: EL HOMBRE DE ARENA
Autores: MAI PROL (guión) y FEDERICO DEL BARRIO (ilustraciones)
Editorial: EDICIONS DE PONENT
Páginas: 72
PVP: 20 €
Al hilo de la reciente publicación de El hombre de arena, la otra semana les escribí algunas notas sobre la vuelta a escena de Federico del Barrio o, mejor dicho, sobre el placer que me produce su retorno, luego de que el madrileño haya pasado los últimos años camuflado bajo diversos seudónimos y alejado de las candilejas. El caso es que repasando lo escrito he caído en la cuenta de que les hablé del pecador y apenas nada del pecado, esto es, del propio libro. Si leen habitualmente la sección, sabrán que no es raro que me vaya por las ramas. Y es cierto que a menudo doy por buena la digresión, pues de lo que mayormente se trata es de motivar a la lectura, de dar noticia, y para esto sirve cualquier estrategia. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, siento que se quedó casi todo en el tintero, de modo que ahí va una segunda nota sobre El hombre de arena.
Con guión de Mai Prol e ilustraciones y diseño de Del Barrio, esta peculiar revisión del clásico relato de E.T.A. Hoffmann sobre simulacros y perversiones de la mirada se construye con la separación de los elementos narrativos que conforman el discurso y su posterior reunión, que no disolución, en el espacio de la página. Se podría discutir aquí si El hombre de arena de Prol y Del Barrio es un libro ilustrado por aquello de que el texto nunca invade los dibujos; yo lo considero simplemente un cómic. En mi opinión, aún cuando cada elemento ocupa un lugar fijo en el desarrollo de la adaptación, todos juntos forman el tejido compositivo de una extraordinaria colección de splash pages, de páginas dobles, necesariamente interrumpidas por el lomo. Son tres, los elementos, digo: signo, palabra e imagen. Los signos son las reproducciones, unas fieles, otras hermosamente deformadas, del Tarot de Marsella –del que, desde aquí, me declaro un ferviente enamorado, aunque no tanto del fraseo y el método interpretativo seguido por los autores–, que aportan la estructura y dividen el conjunto en jornadas constantes de dos páginas de extensión, las que siguen a los proemios.
Del lado izquierdo del lomo, la palabra titula cada sección y se refugia en pequeños fragmentos que recuentan paso a paso el misterioso argumento de Hoffmann. Y también salpica las cornisas del lado derecho, dominado por las ilustraciones de Del Barrio, visiones fugaces del mundo de pesadilla de Nathanael y compañía que materializan tal o cual aspecto del universo obsesivo y ambiguo de Der Sandmann, en especial su atmósfera pesada y gótica. El resultado es una obra bella y ambiciosa, milimétricamente diseñada, que absorbe al lector de principio a fin.
Y ahora pasaría con gusto a resumirles el argumento, pero ya ven que se trata de un clásico entre los clásicos. Si lo han leído, les sobrará mi resumen. Si no, aquí tienen una excelente oportunidad de descubrirlo. Lo harán de la mano de un lenguaje mestizo y moderno que se antoja inagotable.
Javier Fernández
19 julio 2010
15 julio 2010
¡¡¡CRASH COMICS SE REFORMA!!!
Crash Comics estará de reforma durante el mes de Agosto
A consecuencia de esto, el local de C/Duque de Fernán Núñez 2 permanecerá cerrado al público durante todo el mes de Agosto; mientras dure la reforma les seguiremos atendiendo en C/ Eduardo Dato (local Carnicería, paralela a Duque de Fernán Núñez dirección Paseo de la Victoria) de lunes a viernes de 11:00 a 13:30.
A partir de Septiembre volvemos a atenderles en el local de siempre (C/Duque de Fernán Núñez 2).
El Horario de verano de Crash Comics será el siguiente:
-Hasta el 22 de Julio: de Lunes a Sábado: 10:30 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 (Sábado tarde cerrado), LOCAL DUQUE DE FERNÁN NÚÑEZ
-Del 23 de Julio al 29 de Julio: de Lunes a Sábado: 10:30 a 14:00, LOCAL DUQUE DE FERNÁN NÚÑEZ
-30 y 31 de Julio cerrado por traslado.
-Del 2 de Agosto al 2 de Septiembre: de Lunes a Sábado de 11:00 a 13:30, LOCAL EDUARDO DATO
-3 y 4 de Septiembre cerrado por traslado.
-A partir del 6 de Septiembre: 10:30 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 (Sábado tarde cerrado), LOCAL DUQUE DE FERNÁN NÚÑEZ
Para cualquier pregunta no duden contactar con nosotros por correo electrónico (crashcomics@gmail.com) o por teléfono (957 48 13 95).
Un cordial saludo y perdonen las molestias
Crash Comics
A consecuencia de esto, el local de C/Duque de Fernán Núñez 2 permanecerá cerrado al público durante todo el mes de Agosto; mientras dure la reforma les seguiremos atendiendo en C/ Eduardo Dato (local Carnicería, paralela a Duque de Fernán Núñez dirección Paseo de la Victoria) de lunes a viernes de 11:00 a 13:30.
A partir de Septiembre volvemos a atenderles en el local de siempre (C/Duque de Fernán Núñez 2).
El Horario de verano de Crash Comics será el siguiente:
-Hasta el 22 de Julio: de Lunes a Sábado: 10:30 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 (Sábado tarde cerrado), LOCAL DUQUE DE FERNÁN NÚÑEZ
-Del 23 de Julio al 29 de Julio: de Lunes a Sábado: 10:30 a 14:00, LOCAL DUQUE DE FERNÁN NÚÑEZ
-30 y 31 de Julio cerrado por traslado.
-Del 2 de Agosto al 2 de Septiembre: de Lunes a Sábado de 11:00 a 13:30, LOCAL EDUARDO DATO
-3 y 4 de Septiembre cerrado por traslado.
-A partir del 6 de Septiembre: 10:30 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 (Sábado tarde cerrado), LOCAL DUQUE DE FERNÁN NÚÑEZ
Para cualquier pregunta no duden contactar con nosotros por correo electrónico (crashcomics@gmail.com) o por teléfono (957 48 13 95).
Un cordial saludo y perdonen las molestias
Crash Comics
12 julio 2010
DEL RETORNO ANSIADO
Título: EL HOMBRE DE ARENA
Autores: MAI PROL (guión) y FEDERICO DEL BARRIO (ilustraciones)
Editorial: EDICIONS DE PONENT
Páginas: 72
PVP: 20 €
Hay silencios y silencios. Quiero decir que existen autores que desaparecen de la faz de la tierra sin dejar rastro y uno se pregunta si no sería mejor que se hubiesen marchado un poco más lejos, no vaya a ser que les dé por regresar. Y luego están los otros, los que no deberían irse nunca y se van. En el mejor de los casos, estos últimos retornan brevemente a escena y es una lástima, una verdadera lástima, que nunca estén por quedarse. Se me vienen varios nombres a la cabeza, Raúl el primero, pero no es de él de quien quiero hablarles hoy sino de Federico del Barrio (Madrid, 1957), el segundo de mi lista particular de añoranzas.
Aunque, claro, eso de desaparecer es una forma de hablar. Primero porque Del Barrio apenas estuvo aquí. Lo suyo, ya pasada la pubertad creativa, fueron diez escasos años, la segunda mitad de los ochenta y la primera de los noventa, de historietas servidas con cuentagotas, asombrosas y elegantes; mestizas, hijas del tebeo, pero también de la literatura. De laboratorio y trinchera. Me refiero a lo compilado en La orilla (1985) y en León Doderlin (1991), dos libritos de esos que uno ama u odia sin término medio, y también a ese puñado de páginas diseminadas en revistas o antologías, a menudo compuestas a medias con Raúl –ya ven que, después de todo, teníamos que acabar citándolo de nuevo–. O su interpretación de los guiones de Hernández Cava en dos de las series más celebradas de este último: Las memorias de Amorós y Lope de Aguirre. De lo primero lo dibujó todo, cuatro álbumes en cascada (Firmado: Mister Foo, 1988; La luz de un siglo muerto, 1993; Las alas calmas, 1993; y Ars Profética, 1993) y un quinto que hasta ganó el premio al mejor tebeo en Barcelona, El artefacto perverso (1996), que no pertenece propiamente a la serie, pero guarda un aire de familia. De lo de Aguirre, Del Barrio dibujó y coloreó el segundo volumen, tenso y furioso, La conjura (1993).
Como les decía, desaparecer es un decir. Segundo porque Del Barrio nunca se marchó realmente. Los soberbios Relaciones (1996) y Simple (1999) no llevan su firma sino la de un tal Silvestre, pero a quién vamos a engañar. Y Caín (2007), pequeña muestra de la tira satírica publicada diariamente en La Razón –la cultura hace extraños compañeros de cama–, es el producto de otra máscara, compartida en este caso con Hernández Cava. Por no mencionar a aquel Del Barrio, escritor teatral de El día que voló Renata, Viaje al tártaro, Caín (no confundir con lo ya citado) y ¿Qué? Nada. O el ilustrador de trazo fino y áreas esponjosas con el que uno, alegremente, se topa de vez en cuando, o ese otro, brecciano hasta la médula, que retorna ahora en El hombre de arena (2010), hermosa, extravagante y oscura adaptación gráfica del relato homónimo de E.T.A Hoffman guionizada por Mai Prol, una lectura absorbente y gozosa.
Ya ven, casi nada me alegra tanto el día como encontrarme con un nuevo trabajo de Federico del Barrio. Y puestos uno detrás del otro hasta se diría que hay un buen número de ellos. Pero, créanme, son pocos. Y todos ellos sobresalientes.
Javier Fernández
Autores: MAI PROL (guión) y FEDERICO DEL BARRIO (ilustraciones)
Editorial: EDICIONS DE PONENT
Páginas: 72
PVP: 20 €
Hay silencios y silencios. Quiero decir que existen autores que desaparecen de la faz de la tierra sin dejar rastro y uno se pregunta si no sería mejor que se hubiesen marchado un poco más lejos, no vaya a ser que les dé por regresar. Y luego están los otros, los que no deberían irse nunca y se van. En el mejor de los casos, estos últimos retornan brevemente a escena y es una lástima, una verdadera lástima, que nunca estén por quedarse. Se me vienen varios nombres a la cabeza, Raúl el primero, pero no es de él de quien quiero hablarles hoy sino de Federico del Barrio (Madrid, 1957), el segundo de mi lista particular de añoranzas.
Aunque, claro, eso de desaparecer es una forma de hablar. Primero porque Del Barrio apenas estuvo aquí. Lo suyo, ya pasada la pubertad creativa, fueron diez escasos años, la segunda mitad de los ochenta y la primera de los noventa, de historietas servidas con cuentagotas, asombrosas y elegantes; mestizas, hijas del tebeo, pero también de la literatura. De laboratorio y trinchera. Me refiero a lo compilado en La orilla (1985) y en León Doderlin (1991), dos libritos de esos que uno ama u odia sin término medio, y también a ese puñado de páginas diseminadas en revistas o antologías, a menudo compuestas a medias con Raúl –ya ven que, después de todo, teníamos que acabar citándolo de nuevo–. O su interpretación de los guiones de Hernández Cava en dos de las series más celebradas de este último: Las memorias de Amorós y Lope de Aguirre. De lo primero lo dibujó todo, cuatro álbumes en cascada (Firmado: Mister Foo, 1988; La luz de un siglo muerto, 1993; Las alas calmas, 1993; y Ars Profética, 1993) y un quinto que hasta ganó el premio al mejor tebeo en Barcelona, El artefacto perverso (1996), que no pertenece propiamente a la serie, pero guarda un aire de familia. De lo de Aguirre, Del Barrio dibujó y coloreó el segundo volumen, tenso y furioso, La conjura (1993).
Como les decía, desaparecer es un decir. Segundo porque Del Barrio nunca se marchó realmente. Los soberbios Relaciones (1996) y Simple (1999) no llevan su firma sino la de un tal Silvestre, pero a quién vamos a engañar. Y Caín (2007), pequeña muestra de la tira satírica publicada diariamente en La Razón –la cultura hace extraños compañeros de cama–, es el producto de otra máscara, compartida en este caso con Hernández Cava. Por no mencionar a aquel Del Barrio, escritor teatral de El día que voló Renata, Viaje al tártaro, Caín (no confundir con lo ya citado) y ¿Qué? Nada. O el ilustrador de trazo fino y áreas esponjosas con el que uno, alegremente, se topa de vez en cuando, o ese otro, brecciano hasta la médula, que retorna ahora en El hombre de arena (2010), hermosa, extravagante y oscura adaptación gráfica del relato homónimo de E.T.A Hoffman guionizada por Mai Prol, una lectura absorbente y gozosa.
Ya ven, casi nada me alegra tanto el día como encontrarme con un nuevo trabajo de Federico del Barrio. Y puestos uno detrás del otro hasta se diría que hay un buen número de ellos. Pero, créanme, son pocos. Y todos ellos sobresalientes.
Javier Fernández
03 julio 2010
GÓTICO CINEMATOGRÁFICO
Título: EVELYN
Autor: ANDRES G. LEIVA
Editorial: SINS ENTIDO
Páginas: 64
PVP: 13 €
En días recientes he tenido al fin la oportunidad de sumergirme a mis anchas en las páginas de Andrés G. Leiva, pues me he leído de una tacada El misterio de Electra / Horrible hórreo (2002), Juana de arco (2005) y la más reciente Evelyn (2009), todas ellas publicadas por la madrileña Sins Entido, uno de los espacios capitales del tebeo español contemporáneo. ¿Qué les puedo contar? El empacho ha sido de lo más gratificante. Siendo precisos debería añadir a la lista la historieta corta “El ojo del huracán”, un simpático western guionizado por Jorge García que aparece incluido en el número 21 de la revista Dos veces breve y del que poco comentaré aquí, aparte de que supone un sano e interesante cambio de registro para Leiva, quien deja las ceras para abandonarse a una estética suelta apoyada en el rotulador y en la que se aprecia con inmediatez el sobresaliente storytelling del dibujante.
De Leiva (Córdoba, 1969) se ha destacado por encima de todo su estética de trazo grueso, su capacidad para fabricar atmósferas, y lo expresivo, bien de su color, bien de su blanco y negro, en la línea, para entendernos, de Alberto Breccia. Se dice de él que gusta de llevar la anécdota narrativa, sea esta cual sea, al terreno de lo íntimo, y ya su primera monografía, dividida en dos secciones convergentes en el centro, mostraba una abierta querencia lírica. Eran dos historias cualesquiera ensambladas férreamente por la vía plástica, pero con cierta debilidad estructural que no impedía el asombro del lector ante la, por entonces, sorpresiva aparición de una voz creativa singular y excepcionalmente madura.
Con Juana de Arco, Leiva se atrevió con el relato de mayor aliento y complejidad hasta la fecha. Basado en el exhuberante uso del color, el álbum avanza en estallidos cromáticos que, en cierta medida, restan sutileza al conjunto y enmascaran los hermosos contrastes en que se cimenta la revisión histórica emprendida. Con todo, el tebeo es un logro superior, Juana de Arco contiene secuencias memorables que se quedan en la retina mucho tiempo después de su lectura. No en vano, fue nominado a la Mejor Obra en el 23º Saló de Cómic de Barcelona e incluso ha conocido una edición de pequeño tiraje en francés, un mercado que se me antoja poco natural para esta obra furiosa, potente y poco amiga de convencionalismos.
Evelyn, premio de cómic Sins Entido-Diputación de Cuenca, es el siguiente paso en la carrera ascendente del artista. Se trata de una historia de terror gótico que poco o nada debe a las piezas literarias del periodo y sí mucho a su regurgitación por la vía cinematográfica. Me refiero, claro está, a joyas como los filmes de la Universal o los posteriores de la Hammer. Con más empeño si cabe que en sus trabajos anteriores, Leiva se deleita aquí recreando con maestría una atmósfera densa y neblinosa, al servicio de un relato de obsesiones, dependencias y personajes ligados entre sí. Un trabajo delicioso que permite soñar con nuevas entregas de una hipotética serie dedicada a las peripecias del protagonista doctor Corman y que, desde aquí, les recomiendo vivamente junto con todo lo anterior.
Javier Fernández
Autor: ANDRES G. LEIVA
Editorial: SINS ENTIDO
Páginas: 64
PVP: 13 €
En días recientes he tenido al fin la oportunidad de sumergirme a mis anchas en las páginas de Andrés G. Leiva, pues me he leído de una tacada El misterio de Electra / Horrible hórreo (2002), Juana de arco (2005) y la más reciente Evelyn (2009), todas ellas publicadas por la madrileña Sins Entido, uno de los espacios capitales del tebeo español contemporáneo. ¿Qué les puedo contar? El empacho ha sido de lo más gratificante. Siendo precisos debería añadir a la lista la historieta corta “El ojo del huracán”, un simpático western guionizado por Jorge García que aparece incluido en el número 21 de la revista Dos veces breve y del que poco comentaré aquí, aparte de que supone un sano e interesante cambio de registro para Leiva, quien deja las ceras para abandonarse a una estética suelta apoyada en el rotulador y en la que se aprecia con inmediatez el sobresaliente storytelling del dibujante.
De Leiva (Córdoba, 1969) se ha destacado por encima de todo su estética de trazo grueso, su capacidad para fabricar atmósferas, y lo expresivo, bien de su color, bien de su blanco y negro, en la línea, para entendernos, de Alberto Breccia. Se dice de él que gusta de llevar la anécdota narrativa, sea esta cual sea, al terreno de lo íntimo, y ya su primera monografía, dividida en dos secciones convergentes en el centro, mostraba una abierta querencia lírica. Eran dos historias cualesquiera ensambladas férreamente por la vía plástica, pero con cierta debilidad estructural que no impedía el asombro del lector ante la, por entonces, sorpresiva aparición de una voz creativa singular y excepcionalmente madura.
Con Juana de Arco, Leiva se atrevió con el relato de mayor aliento y complejidad hasta la fecha. Basado en el exhuberante uso del color, el álbum avanza en estallidos cromáticos que, en cierta medida, restan sutileza al conjunto y enmascaran los hermosos contrastes en que se cimenta la revisión histórica emprendida. Con todo, el tebeo es un logro superior, Juana de Arco contiene secuencias memorables que se quedan en la retina mucho tiempo después de su lectura. No en vano, fue nominado a la Mejor Obra en el 23º Saló de Cómic de Barcelona e incluso ha conocido una edición de pequeño tiraje en francés, un mercado que se me antoja poco natural para esta obra furiosa, potente y poco amiga de convencionalismos.
Evelyn, premio de cómic Sins Entido-Diputación de Cuenca, es el siguiente paso en la carrera ascendente del artista. Se trata de una historia de terror gótico que poco o nada debe a las piezas literarias del periodo y sí mucho a su regurgitación por la vía cinematográfica. Me refiero, claro está, a joyas como los filmes de la Universal o los posteriores de la Hammer. Con más empeño si cabe que en sus trabajos anteriores, Leiva se deleita aquí recreando con maestría una atmósfera densa y neblinosa, al servicio de un relato de obsesiones, dependencias y personajes ligados entre sí. Un trabajo delicioso que permite soñar con nuevas entregas de una hipotética serie dedicada a las peripecias del protagonista doctor Corman y que, desde aquí, les recomiendo vivamente junto con todo lo anterior.
Javier Fernández
01 julio 2010
LA GRAN COMILONA
Aprovechando una visita al terruño, léase España o su fragmento más austral, que ya no sabe uno en qué estamos, me he permitido una comilona de tebeos de las que hacen época. Diríase más bien que me lo han permitido las circunstancias, y es que no está el horno para bollos –nunca mejor dicho– con tanta crisis y depresión colectiva, pero, a lo que vamos, he inflado la maleta de cosita buena, buena de verdad. Porque pasa que, permítanme que use el término frívolamente, el exilio voluntario, lo he dicho alguna que otra vez, me ha dejado instalado en México, país hermano en tantas cosas aunque no en esto de la historieta. One world, one market: Basta darse un garbeo para entender que el mercado único se compone de eso, de un único producto, el gringo.
Me confesó una vez Gabi, librero artista de melena afro, amigo y ahí está todo dicho, que “tengo en la tienda todo esto para poder tener esto otro”, en donde esto es una morterada de cómics de superhéroes, ventas fijas para pagar vicios o hipoteca, qué sé yo, y esto otro es un rincón, no tan pequeño, de tebeos de los que se pueden leer sin sonrojo. Así es que ahora, “aprovechando una visita al terruño”, etcétera, me he sumergido en el citado rincón como el que se mete en la taberna desmayado y sale a reventar de medias raciones, una tras otra, sin orden ni mesura. Les cito aquí el menú, invitándolos de paso a que piquen algo, verán que en este rincón de Crash está todo tan delicioso que, pidan lo que pidan, atinarán. La cosa va de novedades, pero no sólo, ya les digo que en el último par de años no he tenido más remedio que leer mayormente en inglés, que viene a ser –honrosas excepciones aparte– como comer plástico.
Ahí va: El hombre de arena, de Federico del Barrio y Mai Prol (De Ponent, 2010); Evelyn, de Andrés G. Leyva (Sins Entido, 2009); Haxtur, de Víctor de la Fuente (Glènat, 2008); Bob Deler, de Felipe Hernández Cava y Keko (Exit Publicaciones, 2008); Duelo de caracoles, de Pere Joan y Sonia Pulido (Sins Entido, 2010); El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim (De Ponent, 2009); Emotional World Tour, de Miguel Gallardo y Paco Roca (Astiberri, 2009); El manual de mi mente, de Paco Alcázar (Mondadori, 2008); Los 12 trabajos de Hércules, de Miguel Calatayud (De Ponent, 2010); Oficio de lectura x 2, de Raúl y Peret (Ayuntamiento de Murcia, 2008); El mago descalzo, de Luis Durán (La Cúpula, 2008); Surfing on the Third Wave, de Miguel Ángel Martín (Rey Lear y Sins Entido, 2009); 36-39 Malos tiempos, 4, de Carlos Jiménez (Glènat, 2009); Artfòbia II, de Gillem Cifré (De Ponent, 2008); Senderos, de Paco Roca (Laukatu, 2009); y, por si alguien aún no lo ha degustado, apunten el delicioso álbum colectivo Nuestra guerra civil (Ariadna, 2006).
En adelante, procuraré dar cuenta detallada de los sabores y matices de estos y otros manjares que no añado por no abusar del espacio. De momento aquí me tienen, ahíto, disfrutando de una sabrosa digestión. Ojalá se apunten al convite. Desearía que les aproveche, pero es que les aprovecha seguro.
Javier Fernández
Me confesó una vez Gabi, librero artista de melena afro, amigo y ahí está todo dicho, que “tengo en la tienda todo esto para poder tener esto otro”, en donde esto es una morterada de cómics de superhéroes, ventas fijas para pagar vicios o hipoteca, qué sé yo, y esto otro es un rincón, no tan pequeño, de tebeos de los que se pueden leer sin sonrojo. Así es que ahora, “aprovechando una visita al terruño”, etcétera, me he sumergido en el citado rincón como el que se mete en la taberna desmayado y sale a reventar de medias raciones, una tras otra, sin orden ni mesura. Les cito aquí el menú, invitándolos de paso a que piquen algo, verán que en este rincón de Crash está todo tan delicioso que, pidan lo que pidan, atinarán. La cosa va de novedades, pero no sólo, ya les digo que en el último par de años no he tenido más remedio que leer mayormente en inglés, que viene a ser –honrosas excepciones aparte– como comer plástico.
Ahí va: El hombre de arena, de Federico del Barrio y Mai Prol (De Ponent, 2010); Evelyn, de Andrés G. Leyva (Sins Entido, 2009); Haxtur, de Víctor de la Fuente (Glènat, 2008); Bob Deler, de Felipe Hernández Cava y Keko (Exit Publicaciones, 2008); Duelo de caracoles, de Pere Joan y Sonia Pulido (Sins Entido, 2010); El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim (De Ponent, 2009); Emotional World Tour, de Miguel Gallardo y Paco Roca (Astiberri, 2009); El manual de mi mente, de Paco Alcázar (Mondadori, 2008); Los 12 trabajos de Hércules, de Miguel Calatayud (De Ponent, 2010); Oficio de lectura x 2, de Raúl y Peret (Ayuntamiento de Murcia, 2008); El mago descalzo, de Luis Durán (La Cúpula, 2008); Surfing on the Third Wave, de Miguel Ángel Martín (Rey Lear y Sins Entido, 2009); 36-39 Malos tiempos, 4, de Carlos Jiménez (Glènat, 2009); Artfòbia II, de Gillem Cifré (De Ponent, 2008); Senderos, de Paco Roca (Laukatu, 2009); y, por si alguien aún no lo ha degustado, apunten el delicioso álbum colectivo Nuestra guerra civil (Ariadna, 2006).
En adelante, procuraré dar cuenta detallada de los sabores y matices de estos y otros manjares que no añado por no abusar del espacio. De momento aquí me tienen, ahíto, disfrutando de una sabrosa digestión. Ojalá se apunten al convite. Desearía que les aproveche, pero es que les aprovecha seguro.
Javier Fernández
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