Título: DICCIONARIO DE ONOMATOPEYAS DEL CÓMIC
Autor: Luis Gasca y Román Gubern
Editorial: Cátedra
Páginas: 432
PVP: 35 €
Puestos a hablar de onomatopeyas, me viene a la cabeza una escena de El judío de Nueva York (Astiberri, 2008), la singular y densa epopeya judía –más concretamente de los judíos americanos asentados en el Nueva York de principios del siglo XIX– escrita y dibujada por Ben Katchor.
En la página 38 de la edición española, conocemos a Yosl Feinbroyt, “discípulo tardío del famoso cabalista y vagabundo Abraham Abulafia”, quien, libreta en mano, acostumbra a pasar la tarde en la terraza de la cervecería Jardines Caldeos escuchando y trascribiendo al inglés “los sonidos del beber y el yantar” y otras “combinaciones de letras que existen al margen del lenguaje humano”. Yosl toma asiento frente a un par de caballeros que charlan mientras dan buena cuenta de unas ostras en su concha. Permanece atento, hace oídos sordos a la conversación pero anota en su cuaderno los sonidos que se producen al sorber y tragar ostras: “SLURP”, “CHUP”, palabras nuevas y fabulosas que espera lo conduzcan a imaginar el nombre secreto de Dios.
Para cuando los caballeros deciden marcharse, Yosl ha perdido (gozosamente) el conocimiento y se halla sumergido en un trance estático: “Yosl Feinbroyt abandona los Jardines Caldeos. Calzado con zapatillas de terciopelo, asciende una escalinata luminosa blasonada con palabras extrañamente familiares que no pertenecen a ningún lenguaje terrenal. Al otro extremo de una antecámara palaciega, cuelga una delicada cortina bordada con una palabra inteligible… una cruda representación onomatopéyica del eterno sonido del alivio”. La palabra que precede a lo divino –y que Katchor dibuja en hebreo y en inglés– es “GREPTS”, o sea, la reproducción fonética de un eructo.
Casi tan insensato como buscar el nombre de Dios en los ruidos que hacemos al comer se antoja, de antemano, un catálogo de las onomatopeyas del cómic pues como nos recuerda Scott McCloud en Hacer cómics (Astiberri, 2007): “las onomatopeyas son invenciones singulares que puedes improvisar como loco”. Vean si no el palabro usado por Katchor en sustitución de BURP, representación más usual del eructo, derivada del verbo de lengua inglesa. Pues bien, lo que estos dos históricos de la teoría de la historieta, Gasca y Gubern, ofrecen en el imponente y bello volumen editado por Cátedra –en la estela de aquel otro imprescindible, El discurso del cómic, de los mismos autores y editorial– es no sólo el inventario de onomatopeyas de la narración gráfica más completo de cuantos existen sino también un sucinto pero necesario marco teórico para apreciar el valor lingüístico de uno de los recursos más característicos de los tebeos.
Iba a añadir que es una pena que no abunden estudios como este relativos al medio historietístico en nuestro país, pero luego he caído en la cuenta de que les hablo precisamente de una novedad editorial. Y toca celebrarlo, así que nada de quejas.
Diré mejor, como después de una comida copiosa, simplemente: ¡GREPTS!
crashcomics.blogspot.com
10 diciembre 2008
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