Los últimos números de Action Cómics, revista que en realidad es una de las colecciones principales consagradas en exclusiva al mayor héroe de la historia de los tebeos - Superman - cosa que ocurrió a finales de los años 30 del siglo pasado (¿Existirá algún improbable, longevo y visionario aficionado que haya seguido la serie desde entonces hasta hoy?), se caracterizan por dar un cierre calmado y reflexivo a la trayectoria del hombre de acero, como resaca de la épica, prolongada y muy adictiva saga Mundo de Nuevo Krypton que el escritor Geoff Johns ha desarrollado en las series de Kal-el a lo largo de los últimos años.
El explosivo, demoledor y seguramente precipitado desenlace de aquella historia encuentra su epílogo a manos de J.M.Straczynski, que aporta la idea de un Superman en duelo que recorre a pie el corazón de América para reencontrarse con el hombre de la calle que cree ser.
El final de la colección es apropiado y emotivo, si bien resulta deslucido en lo gráfico y alargado en exceso ya que no puede transmitir una sensación de final real y definitivo, ante el tan anunciado Nuevo Universo DC. Por otra parte, es evidente que un personaje icono como Superman no iba a desaparecer así como así.
La nueva encarnación del héroe que propone Grant Morrison a partir de un renovado primer número posterior es la de un joven y rebelde Kal-El (muy alejado de su visión más clásica del personaje en All Star Superman) que acaba de darse a conocer públicamente (apenas) y es perseguido por las autoridades de Metrópolis. Es algo arrogante y descreído, desafiante ante el sistema en actitud claramente apropiada para los tiempos que corren. Con sólo un número publicado hasta hoy (en el momento de escribir estas líneas) de este nuevo Superman es pronto para adelantar por donde se van a desarrollar sus aventuras, que si bien se antojan apetecibles a manos de profesionales tan atractivos para el público, resultan también no tan sorprendentes por tratarse de la enésima revisión de un mito tan cercano, y bajo la sospecha de ser en esta ocasión mas que nada el efecto de una venta de cómics cada vez menor a nivel general. Por fortuna se trata de un producto mucho más barato de producir que otros medios de entretenimiento y al que la piratería (hasta ahora) había respetado en mayor medida, por lo que esperemos que nos acompañe por muchos más años. Un mundo sin Superman en viñetas no sería igual.
J.A.Santiago
02 junio 2012
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